Aprendí que quien no te busca no te extraña y quien no te extraña, no te quiere. Que la vida decide quién entra en tu vida, pero tú decides quien se queda. Que la verdad duele una sola vez y la mentira duele para siempre. Por eso valora a quien te valora, y no trates como prioridad a quien te trata como una opción.
Si alguien quiere, tendrá tiempo. Si no tiene tiempo es porque no quiere o porque tiene otras prioridades que le interesan más. Así, no dejes que te mientan y tampoco te engañes. De hecho,siempre habrá un hueco reservado para una persona a quien se tiene ganas de ver, con quien se tiene intención de hablar o de quien preocuparse: es la base del cariño y del amor.
Conforme vamos creciendo la vida nos va poniendo más complicada la tarea de conseguir esos huecos para los demás o incluso para aquellas actividades que tanto nos gustan, principalmente porque nos invaden otras ocupaciones que nos roban casi la totalidad del tiempo libre del que disponemos.
Sin embargo, no es verdad que no lo tengamos: dicen que “querer es poder” y, en el caso de las relaciones personales, resulta una premisa muy importante.
La atención no se ruega
Es una consecuencia natural del paso de los años que tengamos que ir aprendiendo a organizar los espacios libres que otras cosas como el trabajo, los niños o los estudios nos permiten; razón por la cual hay quien afirma que la vida es un cúmulo de prioridades y segundas opciones.
Cuando clasificamos mentalmente nuestras relaciones en prioridades u opciones lo que hacemos realmente es movernos en función del valor que le damos a unas u otras personas. Por lo tanto, abre los ojos todo lo que puedas y, si te das cuenta de que no te dan el valor que te mereces, no lo ruegues: mendigar atención es algo que sí que no se merece nadie.
Si te encuentras en esa situación en la que sientes que das el 100 por 100 de ti misma por algo que debe ser recíproco y no lo es, quizá es el momento de ver que detrás de la falta de tiempo hay excusas y poco interés.
Suele ser doloroso y decepcionante, pero es más saludable a la larga solucionar ese desequilibrio que seguir manteniéndolo: al fin y al cabo la unión de dos personas es un contrato, en el cual dar es gratificante pero recibir también es necesario.
¿Cómo sé si me trata como una prioridad?
Existen algunos comportamientos claves que nos ayudan a darnos cuenta de cuando no quieren compartir aunque sea una pequeña porción de tiempo con nosotros. La motivación de muchos de ellos se basa en que te vean como una posibilidad y no como una certeza. Piensa que te mereces ser un plan prioritario y no una opción segura cuando los planes iniciales fallen.
Por ejemplo, a todos nos ha pasado tener a un amigo, una pareja o un familiar al que incluiríamos sin dudarlo dentro de nuestras prioridades pero que, en un momento dado, ha comenzado a darnos un poco de lado.
Puede que algo haya pasado y lo mejor es hablarlo, pero también puede que ya lo hayas hecho y la falta de interés por mantener el contacto o conservar la relación empeore progresivamente: recuerda que quererse no tiene calendario.
La libertad es saber elegir
Cuando alguien nos toma como una opción secundaria, como el plan B que a nadie le gusta ser, lo que está haciendo es elegir libremente qué compartir de sí mismo y con quién hacerlo y resulta que esa elección nos ha colocado en un segundo plano.
Aunque te duela, no se puede obligar a los demás a que te respondan como te gustaría, al igual que tampoco puedes sacrificar tu dignidad y tu amor propio a costa del egoísmo de esa persona.
El afecto desigual solo te conducirá a una realidad falsa llena de esperanza por un futuro que es improbable que alguna vez llegue a ser presente.
Esa libertad de elección tú también la tienes. Elige bien a quién quieres en tu vida y, cuando lo hagas, es probable que sea el momento de pensar quién te ha elegido en la suya: valora a quien te demuestre que quiere estar a tu lado.
Se trata de cultivar relaciones honestas que permitan mantener una autoestima equilibrada y nos dejen retroalimentarnos de las pequeñas cosas de los dos. No es algo fácil, pero los retos con las mejores recompensas nunca lo fueron.