El incordio de las gafas empañadas por la mascarilla. Es una constante y nos preguntamos cómo se puede evitar que los cristales de las gafas se empañen cuando llevamos mascarilla. El Colegio de Ópticos-Optometristas de Castilla y León, España sugiere por ejemplo pegar con esparadrapo de papel hipoalergénico la parte de arriba de la mascarilla a la nariz. Les contamos por qué se empañan las gafas y algunos trucos para evitarlo.
Las gafas se empañan cuando el aire exhalado entra en contacto con las lentes frías
Al respirar, el aire que exhalamos puede salir por la parte superior de la mascarilla y empañar las gafas. El empañe aparece en las lentes por la diferencia de temperatura que se produce entre el aire que sale por nuestra nariz o boca y la temperatura de las gafas.
Es decir, el aire que exhalamos al respirar, contiene vapor de agua que al entrar en contacto con una superficie fría, en este caso las lentes de las gafas, se condensa formando el vaho. “Este problema no sucede si vives en un lugar con una temperatura de 30 grados o más. Eso sí, al entrar en un lugar con aire acondicionado el empañamiento de los cristales de las gafas sucederá de nuevo”, afirma Cisneros.
Cuanto más cerca de la cara están las gafas, más se empañan
No todas las gafas se empañan por igual. Cisneros indica que las de pasta suelen quedar más cerca de la cara y se empañarán más que una gafa metálica, que suele estar más separada.
Las gafas que están más cerca de la cara se empañan con más facilidad porque “dificultan la circulación del aire y el vapor de agua tiene más facilidad para contactar con las lentes”. “En ocasiones se empañan, incluso sin estar utilizando mascarilla, con el sudor que se evapora de la piel y se condensa al entrar en contacto con las lentes”, afirma.
Las gafas con monturas finas, facilitan la circulación del aire. Además, las que tienen plaquetas (piezas que se apoyan en la nariz) permiten regular la distancia de las lentes a los ojos. No obstante, hay que tener en cuenta que “al variar esta distancia, se puede provocar que la visión del usuario no sea confortable, sobre todo si son lentes con graduaciones altas o personalizadas”.
Pegar la mascarilla a la nariz con un esparadrapo y otros trucos para que no se empañen las lentes
Un forma de evitar que el aire que exhalamos fluya hacia las lentes y estas se empañen es asegurarse de que la mascarilla está bien pegada a la cara. Un truco para conseguirlo es pegar un trozo de esparadrapo en la parte superior de la mascarilla para fijarla bien a la nariz. Se recomienda usar esparadrapo de papel hipoalergénico.
Otros consejos son colocar la mascarilla por debajo y las gafas por encima y ajustar la mascarilla lo máximo posible a la cara de modo que quede el menor hueco posible sobre todo en la parte superior.
Existen diferentes tipo de mascarillas y con algunas se sufre menos este problema. “Si tiene una pieza metálica en la parte superior, es recomendable ajustar esa parte a la nariz de manera que el espacio que quede entre ella y la cara sea el menor posible”, añade Cisneros.
Existen sprays y tratamientos antivaho para que no se empañen las gafas
Hay ciertos productos destinados específicamente a que no se empañen las gafas. Por ejemplo, los sprays y las gamuzas antivaho. “Se trata de humedecer las lentes con spray o limpiarlas con unas gamuzas especiales que hacen que no se produzca vaho en la lentes.
Estas soluciones no dañan las lentes, no alteran su transparencia y se pueden aplicar con rapidez y facilidad. Según explica, estos productos están pensados para ser utilizados entre 100 y 300 veces antes de que se agoten o pierdan eficacia.
Su efecto es temporal. “Duran entre cuatro y ocho horas, pero gracias a que se presentan en formatos de pequeños frascos de spray o gamuzas y que el tiempo necesario para aplicarlos correctamente a las lentes es menor de un minuto, no supone ningún problema tener que utilizarlos dos o tres veces en un día.
Aplicar jabón seco a los cristales de las gafas puede dañar las lentes
Uno de los trucos que se ha hecho virales en las últimas semanas consiste en aplicar jabón con una pastilla en la parte interna de las lentes y con una gamuza extenderlo bien. También hay quienes recomiendan frotar con patatas los cristales de las gafas.
Si bien pueden ser métodos efectivos de forma puntual, no son trucos recomendables: “Se puede dañar la superficie de las lentes, sobre todo si estas son orgánicas; además de que empeora la transparencia de las lentes y esto afecta negativamente a la visión».
Usar jabón seco para evitar que se empañen las gafas puede provocar problemas de deterioro de los cristales: “Para las lentes que son de vidrio, no habría problema porque son muy resistentes al rayado, sin embargo, las lentes de las gafas que usamos el 90% de los usuarios son de material orgánico y por tanto menos resistentes al rayado así que es importante tener unas precauciones adicionales para evitar dañarlas”.
Calentarlas con secadores de pelo o usar productos abrasivos es desaconsejable
También hay que tener cuidado con los trucos que recomiendan calentar las gafas para evitar que se empañen. “Calentar las lentes no sería una buena opción si tenemos lentes reducidas, ya que se podría estropear el tratamiento antireflejante que lleva la lente en su superficie”.
Las temperaturas altas, según explica, dañan los tratamientos multicapa de las lentes y esto provoca “una pérdida de transparencia y una visión mucho peor”. “Y tenemos que recordar que, una vez que la lente vuelva a tener una temperatura baja, volverá a empañarse”.
Otro truco rápido y efectivo por si todo falla y las gafas se nos han empañado, abanicarlas. «Si nos damos aire con la mano, un folio, una carpeta o lo que tengamos a mano, las gafas se desempañarán en un santiamén, y sin necesidad de tocarnos las gafas ni la cara», cuenta. Esto además es importante porque las autoridades recomiendan no tocarse la cara y, como sabes si llevas gafas, las tocamos bastante: bien para subírtelas si se caen o bien para quitar el vaho.